martes, 12 de marzo de 2013

La madre de mi padre ....mi mamita

Ayer mientras iba a buscar a mis niños al colegio, se me acercó Juan Pablo profesor jefe de Sebastián para contarme que hacia un par de horas  habia fallecido "su abuelita" que linda suena esa frase en la boca de un niño, pero cuánto más en la de un adulto, llevaba ya bastante tiempo muriendo de a poco, por lo que la angustia para quienes la llevaban en el alma se prolongaba en demasía.  De vuelta a casa me llevé el rostro de Juan Pablo y algunas de sus palabras,  como un eco sonaban las mias tratando de buscar las apropiadas.
Y entonces evoqué sus hermosos ojos verdes, sus manos de anciana, sus platos rebosantes de cazuela de pollo con un sabor nunca más degustado, esos platos de loza añeja con rosas pintadas a mano, las noches en su casa donde ni los plumones de pluma eran suficiente para protejer a sus nietos del frio del verano (¿?), su sonrisa, ella era como la abuela de los cuentos y nosotros sus amados nietos los hijos del único hijo que la vida le dió y al que amaba al borde de la locura.  Yo que me empinaba recién en los seis años, recibi la noticia de su muerte (demasiado rápida para prepararnos) tomando la leche de la tarde,  sólo recuerdo que dos enormes goterones de mis lágrimas se confundieron con mi leche y luego nada más.  Pero aún,  cada vez que me miro en su enorme espejo la recuerdo ... recuerdo sus ojos verdes y el réloj de su casa marcando el paso de los minutos, dando campanazos de alegria porque ya pasó una hora. La recuerdo porque fue la única que pudo enseñarme a sentirme nieta y a combinar bien los colores, tal vez de ella heredé el gusto por bordar, de esos bordados que por años nos acompañaron dentro de su closet ....debo decir...  Gracias  Juan Pablo !!!, aún con tu gran pena lograste hacerme sonreir y estar por breves instantes otra vez con mi amada mamita, la madre de mi padre.

3 comentarios:

  1. amo lo que escribes....

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  2. Me gustó lo que escribiste de nuestra mamita, ella era muy linda, por algo el abuelo la persiguió tanto hasta que logró que ella se casara con él. Muy seguido la recuerdo y aunque han pasado tantos años recuerdo el tono de su voz tan suave y cariñoso, su sonrisa y yo recuerdo no solo sus cazuelas, tambien unos guisos de carne de vacuno exquisitos, nadie los hace como ella los hacía. Que bueno es que ella amara tanto a Jehová y a su hijo, porque cuando regrese será tan hermosa como era.

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  3. Da gusto leerte amiga (perdona la patudez por incluirte sin tu permiso entre mis amigos), enfocas cada cosa desde el lado alegre, desde el lado feliz, y te sale tan real y tan honesto que ojalá pudiéramos aprender como lo haces, y me da vergüenza reconocer que, aunque trato de ser positivo, no puedo evitar mis arranques de ira ante determinadad cosas.
    Sigue así.

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Cuida tus palabras, me pueden doler