La rebelión del cuerpo

Y sigue esta mala costumbre, mientras más adolorida estoy más aumenta mi deseo de ver mi casa perfecta y parece que no importa lo que haga siempre falta, pero hoy simplemente desistí y dejé a la mitad mi proyecto de limpieza extrema y redecoración de mi dormitorio y mi baño...el cuerpo ganó, se puso rigido y exigió respeto y consideración, le dió un par de gritos a mi cerebro y amenazó con no acatar nunca más las órdenes que éste le diera, si no ponia de inmediato en movimiento mis piernas y me subian al segundo piso en busca de una cama blanda donde descansar. Gritó un poco más fuerte y le ordenó que buscara de dónde venía el dolor para ver si yo encontraba alguna sustancia mágica en el botiquin, pero no pudimos descubrirlo, el dolor juega a las escondidas dentro de mi cuerpo y siempre nos gana.

Primero pusimos de espalda a mi pobre cuerpo, en mi cama blanda y cómoda..pero siguió quejándose, de seguro habian agujas en el cubrecamas, nos costó darlo vuelta, pero antes le sacamos los zapatos a los pobres pies que lloraban desolados porque sus amigos los tobillos estaban hinchados y "dolorosos", una vez libres dejaron de llorar, pero quedaron un poco tristes.

Mi cerebro tiene miedo, ya no quiere ni pensar, el cuerpo completo lo culpa a el...los codos no quieren doblarse, las manos ya no quieren escribir, los pies no quieren tocar el piso, las piernas se niegan a caminar, ninguna parte del cuerpo quiere cumplir con su deber..temen sentir éste angustiante y pesado dolor, al final todos sufrimos. Mi cerebro lleno de ideas y ganas, mi cuerpo deseoso de materializar tantas ideas y yo, representante de todos ellos cada vez me siento más disminuida y triste tirada en ésta blanda y cómoda cama.