jueves, 21 de octubre de 2010

Gracias eternas por todo





El 3 de agosto comenzó, no quiero dar muchos detalles pues necesitaria varias horas, lo que sí diré es que mi pobre Cristóbal tuvo que ser intervenido de urgencia por el super capaz doctor Gutierrez, diré que es la primera vez que sentí esta forma de miedo y me sentí terriblemente impotente, el viaje de una clínica a otra se me hizo eterno, al grado que me faltaba el aire y se me olvidaban los cambios. Como siempre en momentos como esos, quiero orar pero no puedo y en mi mente sólo repetía Jehová, Jehová, Jehová con plena confianza y la tremenda certeza de que él sabe lo que necesito y nos lo dio, pues mi chiquitito anda jugando por los rincones, regalándonos sonrisas, besos y esos encantadores te amo.

Luego vino el turno de Sebastián y la neumonía en forma paralela Cristóbal luchaba con la bronquitis y Joaquín para no ser menos que su hermano mayor, nos repitió la neumonía de Sebas. Gracias a Dios se recuperaron pronto, siempre me sorprende la energía y lo fáciles que parecen estas enfermedades en sus pequeños cuerpecitos.

Cuando todo iba volviendo a la normalidad, Sebastián me dice que se siente mal (yo peor), un poco de fiebre y una pintita roja...Hummm? a las 5.40 A.M me levanté a ver a mi niño, mientras él apenas controlaba el plurito que lo consumía. Noooooooo! como ya soy experta en enfermedades virales, determiné y así se lo comenté a Iván, es varicela, así es que después de un rato en la oficina lo llevé donde mi asesora la doctora Poblete, no hay duda, la doctora me miró, se sonrió y me dijo ...ahora a esperar por los otros dos.

Me dio pena, un poco de rabia, uno enfermo es difícil, dos es complicado, tres....no quiero pensar. Pero entonces, miré para atrás y recordé lo que yo misma había escrito días atrás sobre la vida que le toca vivir a otros, que no pueden hacer nada para cambiarla. Mis niños están enfermos, es cierto. Yo estoy cansada y dolorida, eso también es cierto, pero ¿qué niño no se enferma? y qué mamá no está cansada?

Yo debo decir, Gracias Jehová porque son enfermedades benignas, porque aún con dolor puedo seguir y soy además una buena enfermera que sabe pegar parches curita, dar besos que hacen pasar el dolor y aún soy capaz de pintarles un mundo de colores para que la lluvia de afuera no se note tanto, gracias por permitirnos encontrar a las personas apropiadas en el tiempo apropiado, gracias por tener siempre detrás de mi una red a los que con orgullo llamo mi familia, gracias por protejernos y entenderme cuando el susto no me deja decir más que tu nombre.

3 comentarios:

  1. Al leer tu texto,queda estampado a fuego el rol de una madre con los hijos.La entrega,la desasón y la felicidad que emana al verlos de nuevo sanos y vitales.Leer tu historia es sentir de cerca la vivencia cotidiana de una madre y al mismo tiempo ver como se desprende ese amor inmenso de los hijos por su progenitora,que es único,indisoluble y peremne.Un atípico, que admira lo que escribes.

    ResponderEliminar
  2. saca bien la cuenta K1977 2º R1984 3º A1989 union HE1981. no deberias fallar

    ResponderEliminar
  3. hacia mucho tiempo que no entraba atu blog y por lo que leo han pasado mil cosas en tu vida prima ..pero nunca dejo de sorprenderne es de tu paciencia y enteresa para soportar cada dia de vida me encanta leer y reirme con tus historias. saludos

    ResponderEliminar

Cuida tus palabras, me pueden doler