sábado, 17 de octubre de 2009

Una hora


Me siento aqui en mi sofa de color verde poco definido, con mi cuaderno de tapas duras y espiral, en la mano un lápiz y una sola idea en mi cabeza: volver a escribir, pienso en lo que ha sucedido ésta semana y no hay nada que me anime a relatar.

El sábado adelantaron una hora y mi réloj biológico se dañó irremediablemente y aunque he estado haciendo muchas cosas como es mi "mala" costumbre, la sensación de cansancio y de sueño, me hace su presa fácil y me atrapa, pero tan mal atrapada que no me duermo hasta pasadas una o dos horas de la media noche y así con la rabia acumulada de 5 noches sabiendo que cuando los demás despierten a regañadientes porque es muy temprano, yo lo haré refunfuñando porque no me dormí a la hora apropiada.

Después de llevar a Sebas al colegio, correré a la oficina, dejaré el auto mal estacionado y subiré a la camioneta peleando con el cinturón de seguridad que a ratos se niega a abrazarme y yo me niego tercamente a salir sin su abrazo. La Xime vuela trás el volante mientras de mi teléfono sale humo confirmando nuestras reuniones, volvemos agotadas (aunque se me nota más a mi) pero la Xime feliz, pues hay tanto que aprender.

Todo esta lento en el trabajo, parece que el adelanto de una hora no sólo afectó a los rélojes y a mi ánimo, afectó a un sistema completo que se niega a retomar el ritmo, incluyendo a éste cuerpo mio, adolorido, cansado y triste.

2 comentarios:

  1. Venga Poly que tu eres fuerte y puedes, ese cambio de reloj no te puede afectar ya veras como coje otra vez tu ritmo.
    Un beso guapa para ti y tu familia.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, tienes razón ahora estoy empezando a tomar el ritmo, pero me costo ¿será la edad?


    Un beso y gracias por lo de guapa

    ResponderEliminar

Cuida tus palabras, me pueden doler