sábado, 15 de diciembre de 2012

Adiós a los niños

Hace tiempo ya se está anunciando el fin de mundo, del planeta, de la humanidad....si me preguntan mi opinión no creo en las palabras, ni en los pronósticos, ni en las runas, ni las velas, ni las cartas, ni en nada que no sea lo que la Biblia dice y en ella está escrito que la tierra no será destruida, ni tampoco la raza humana, en realidad habla de una guerra pero justa, una efectuada por Dios y para arruinar a los que están arruinando la tierra,  para que luego se cumplan las maravillosas promesas que anhelo con el alma, como la de volver a ver a mi padre, a Diego y a tantos otros que se han dormido en la muerte.  Sin embargo, creo que en muchos casos la humanidad ya no existe y que para algunos su mundo ya fue destruido por completo, pienso en todos esos papás que ayer en Estados Unidos perdieron a sus amados hijitos, mientras todos se sentian seguros y confiados, la muerte poderosa enemiga,  los atrapó a manos de un ser desquiciado y complejo...que pena por las victimas, por su familia, por los que sobrevivieron y también por qué no,  por el victimario,  Vayan  mis
profundas condolencias y oraciones a quienes lo necesitan hoy y siempre. 

Ante casos como este las lágrimas siempre se hacen pocas.

2 comentarios:

  1. las lágrimas se hacen pocas escribe la poetisa...ante tanta maldad...el mundo se acaba mañana ni nunca dice ella y le creo,porque confiamos en un cambio profundo de la forma de pensar y hacer de la raza humana...no diré adios a los niños...solo un hasta pronto.

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  2. Lamentable hecho. El problema básico es que está más que demostrado que la humanidad no ha aprendido nada desde las terribles experiencias que le ha tocado sufrir desde el momento mismo de su creación. Pero aun hay tiempo, hace falta gente que entienda, y haga entender al resto, que la paga de Dios, como lo entienda cada uno, no es resolvernos el día a día, eso es responsabilidad nuestra, y mientras sigamos con esto de tener derechos y no deberes, seguirán pasando cosas tanto o mas terribles que ese horroroso capítulo en la ya violenta historia de los norteamericanos anónimos. Ojalá recapacitemos antes de que sea demasiado tarde.

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Cuida tus palabras, me pueden doler