En realidad no puedo hablar mucho más de mi experiencia mística con la acupuntura (aunque hay cosas dignas de ripley) porque el maestro me puede mandar una maldición china y esas sí que son bravas, no ven que son milenarias.
Lo que sí puedo hacer es hablar de lo desagradable que fue pasearme con el ojo negro, por el momento y mientras me inspiro sumen lo siguiente:
Ojo negro + "mi propia autopersecución"+ la idiosincracia de copuchentos que tenemos los chilenos = LA TREMENDA PLANCHA
jueves, 23 de abril de 2009
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Cuida tus palabras, me pueden doler